miércoles, 23 de julio de 2008

EL WIKIFINAL DE LISA Y RAMONA.

luego de muchos aportes, críticas, reconsideraciones, etc., (ya parecía que se estaba redactando una constitución y no un intento de wikicuento), así quedó el final de lisa y ramona.

"La breve historia de Lisa y Ramona o relato tragicómico de Piolín el pendejo". (segunda parte)

... habían saltado de un enamorado a otro, sin darse un respiro siquiera. No conocían la soledad. O les aterraba. No sabían hacer su vida sin testosterona. Así, entonces, reciclaban a sus novios o los reemplazaban, pero siempre tenían pareja para el baile.

Ambas, Lisa y Ramona, pasaron por el mismo lugar de trabajo sin conocerse y, al final de su oscuro tránsito, debieron salir sin redobles ni laureles. Al cerrar la puerta por última vez –en ambos casos- se escuchó un suspiro de alivio de sus ex compañeros.

Ambas, Lisa y Ramona, no dudaron en cruzarse en medio de parejas estables para
conquistar al hombre deseado, quien luego prescindió de ellas por muñequita y por hiena, respectivamente. A continuación de aquello no dudaron en buscarse prontamente otro porque, como ya lo cuenta la historia, nunca les faltaba con quien bailar.

Ambas, Lisa y Ramona, vivían en hogares permisivos donde les cosieron unas alas de cera, pero no les enseñaron a maniobrarlas con decoro.

Ambas, Lisa y Ramona, vieron llegar a sus vidas a una dama que, por mucho, las superaba en todo. Ella, sólo con su luz y su garbo, las dejaba tras de sí como un lejano remedo suyo. No tardaron, Lisa y Ramona, en tomar distancias, rencores e inquinas contra la dama luminosa, contra la misma dama luminosa.

Sin embargo, no todo es coincidencia entre Lisa y Ramona, también hay complementariedades: Lisa baila, Ramona canta; Lisa, por insegura, es adicta a las certezas, Ramona vende asertos; incluso en lo físico: Lisa va de tetas y sin caderas, Ramona es caderas generosas y pechos exiguos. En mi barrio, sin más, dirían tuerca y tornillo.

El encuentro.

Demoraron mucho en encontrarse, pero la vida tiene todo muy bien planeado: una noche, cuando la famélica y temerosa Lisa temblaba de miedo por la escasez de certezas que rodeaba su vida, Ramona se paseaba en su delante con un saco lleno de mentiras precisas, de verdades imprecisas, de verdades a medias, de informaciones clandestinas, de mierda. Pero de mierda certera.

La débil Lisa, ingenua como siempre, vio a la astuta Ramona vestida de cordero. Y permitió el acercamiento indebido. La escena fue atroz. Era como ver al perverso Silvestre dirigirse sin torpezas a la jaula abierta e indefensa de Piolín.

Lisa, una adicta a las certezas y que cada día necesitaba mayores cantidades de su satisfactor predilecto, desnudó sus carencias delante de la hiena. Ésta, relamiéndose ante la oportunidad, le ofreció mierda, mierda certera. La llenó de mierda. No le importó confesarle a Lisa todas sus inmoralidades, no le importó confesarle incluso haber sido la autora de actos viles en su contra en un pasado no muy lejano. Lisa todo se lo perdonó. Ramona todo lo calculó. Y la temerosa pagó al contado con lo que le quedaba de esperanza y le compró toda la mierda.

Ramona, una vez realizado su inventario en transacción abyecta, se retiró como había llegado: silenciosa, sutil, artera. La pobre Lisa había sido embaucada y estaba feliz. Para cuando se dé cuenta de lo que compró, será tarde. Estará en los intestinos de Silvestre, hecha mierda.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario