el mezquino 2008 se nos llevó a algunos periodistas deportivos de la vieja guardia, de aquellos que se entregaban con devoción a su misión de comunicadores, de aquellos que, lejos de las cámaras, la farándula y los negocios, nos regalaron tardes de hermosos relatos que ponían a trabajar nuestra imaginación y a palpitar fuertemente nuestro corazones. quisieron los dioses, sin embargo, frenar los ímpetus del mezquino y nos dejaron para muchos años más al maestro ruddy ortiz. ruddy ortiz iriarte, el relator con arte.
estas torpes líneas del vendedor de sueños son para evocar, como lo manda anamaría rabatté, en vida, la nobilísima tarea del maestro ruddy ortiz iriarte frente a los micrófonos radiales por ya casi cinco décadas.
siempre ecuánime, el maestro ruddy ortiz iriarte, hace del relato deportivo una labor de orfebre: palabra a palabra teje filigranas, incrusta adjetivos que embellecen la oración, lía los sujetos y los predicados con orden clásico y ensambla todo lo anterior con la palabra más hermosa del fútbol: gol. se guarda, eso sí, el maestro, a veces, un broche de oro.
cuando chico conocí la voz del maestro ruddy ortiz iriarte y, de a poco, me embebí de sus relatos, casi podía oler el gol cuando él así lo anunciaba; y cuando el anuncio se cumplía, el eco de sus gritos de gol me acompañaba la semana entera. puedo decir sin riesgo de exageración que el maestro ruddy ortiz iriarte me alegró miles de tardes de fútbol, en especial cuando pronunciaba una de las frases más hermosas de nuestro idioma, que me guardo de mencionarla para el final de este apunte.
ahora que transito los 39 valoro otras virtudes en el maestro: sus comentarios siempre documentados y siempre respetuosos, la fidelidad a su estilo a pesar de las tentaciones de los tiempos, la manifestación tinosa y amable de su fe cristiana y la labor formativa con la que esculpe los perfiles profesionales de jóvenes periodistas que lo acompañan en su trabajo. si antes era un gozo para los sentidos y la imaginación escucharlo al maestro, ahora lo es también para el alma. ojalá en cada rama del saber humano tuviéramos en ecuador una persona como ruddy ortiz iriarte que dé cátedra con el ejemplo y que dé testimonio con su vida. una parte de ese testimonio lo observo en el desempeño estudiantil y personal de su hijo ruddy, mi ex alumno, digno representante de tan noble estirpe y heredero de una pesada carga: la de responder a la enorme expectativa de ser hijo del maestro ruddy ortiz iriarte.
(cuando escucho la expresión “buena familia” para referirse a personas de alto nivel de ingresos, me da una mezcla de pena y risa. buenas familias son las que conducen hombres como el maestro ruddy ortiz iriarte y que forman hijos como mi apreciado ex alumno ruddy. buenas de bondad y buenas de calidad humana. ¿en qué momento “bueno” se hizo sinónimo de “rico”?)
termino mencionando aquello del broche de oro, que anticipé en párrafos anteriores: luego de todo el trabajo de orfebrería verbal, el maestro suele construir con tres palabras, una de las oraciones –ya lo dije antes- más hermosas del castellano. y la dice con la misma euforia con que yo la escucho. las dice así a pesar que su corazón no está pintado del color del sol. el maestro, le pone broche de oro a su trabajo de orfebre cuando termina diciendo “gol de barcelona”.
gracias, maestro, por haberlo dicho tantas y tantas veces. gracias por las alegrías.
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Casi lo habia olvidado a Ruddy Ortiz pero ahora que leo sobre el porsupuesto que merece esas palabras, es el caballero de la radio.
ResponderBorrarBuena Iván, y hasta con rallee a vito incluido, jaja, que buena descripción del "relator con arte". Una vez lo traté en un viaje y parece que estuviera siempre en otra orbita, fuera de los chismes de los enredos de la patanada. Un gran tipo.
ResponderBorrarSoy Xavo.
Me encanta la manera como rematas el articulo, tu lo has dicho, esas hermosas 3 palabras que te enamoran de niño y te hacen llorar de grande, es mas, hasta anestecian la muerte: GOL DE BARCELONA
ResponderBorrarkleber