pedro era un tipo extraordinario: buen esposo, mejor padre, gran comunicador, enamorado de la naturaleza andina y titulado por el vendedor de sueños como el mejor abuelo del mundo. la muerte pasó por su casa sólo de visita para advertirle del cigarrillo, pero pedro decidió emprender viaje con ella. es que le encantaba viajar y disfrutaba de hacer largos los viajes, muy largos, ora para arrancar unas hojitas de menta, ora para enseñarle a los nietos un pequeño arroyo escondido y casi secreto, ora para comer alguna delicia autóctona. tuvo mi hijo la dicha (seguramente un premio por haber sido buen muchacho en una vida pasada) de tenerlo de abuelo. con él comió uvillas, cantó "... vamos a contar mentiras tralará, vamos a contar mentiras tralará, vamos a contar mentiras...", escaló el tungurahua y descubrió que la pizza con choclo serrano no era tan rica como la que lleva choclo dulce. gran tipo pedro, por eso siete colosos -en encriptada nomenclatura de sus siete nietos- se levantaron el 03 de octubre y se echaron las galas del sol resplandeciente. paso lista: chimborazo, carihuairazo, cotopaxi, cayambe, altar, sangay y la mama tungurahua, esta última haciendo una deferencia muy poco frecuente a su conducta anacoreta. (nota: la foto es de archivo; esa mañana no tuve más cámara que mi corazón emocionado para registrar una de las imágenes más bellas de toda mi vida.) el alma del gran pedro hernández, del indiana jones andino, se separó de su cuerpo y dejó que éste muera para poder ir al largo viaje que tanto simuló en vida: el viaje a los confines de la madre naturaleza, de la pachamama que en estos pagos poco a poco la vamos recordando y que pedro la tuvo siempre presente: la amó con delirio, la respetó con decoro, la mostró con honor. ¡gracias, pedro, por ser el mejor abuelo del mundo para mi hijo! ¡gracias por ser papipé! [como señal natural, una vez concluidas las honras fúnebres, la mama tungurahua volvió a cubrirse de nubes. seguramente pedro estaba entre una de ellas.]
martes, 7 de octubre de 2008
¡GRANDE PEDRO!
el pasado 03 de octubre desde el páramo de colta, a pocos minutos de riobamba, vi a la pachamama en su mayor esplendor: siete colosos andinos habían corrido las cortinas, pintaron el cielo de azul celeste, soplaron para alejar las nubes, se peinaron las canas y acomodaron su mejor talante para recibir el alma de uno de sus hijos predilectos: pedro hernández, el enorme abuelo de mi hijo, papipé.
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Habiendo sido testigo del mismo espectáculo, compartiendo tanto o mas cariño por quien, desde que tengo doce años, he llamado suegro y por ser padre de una nieta de este explorador de la vida, no puedo hacer mas que unirme a tus palabras y acompañar en el dolor de aquellos que lo quisieron bien con sus errores y aciertos, sus virtudes y sus defectos. ¡Hasta siempre Papipé!
ResponderBorrarQue bonito lo que has escrito sobre Pedro, mi familia lo quiso mucho porque él era un buen amigo, una excelente persona, muy ocurrido y un gran abuelo
ResponderBorrarun abrazo ivan..
ResponderBorrarmantener la cabeza firme, y no perder la elegancia d un buen escritor al hablar d temas que causan un nudo en la garganta.. dos abrazos
ResponderBorrargrande ivan
Ya venía bien un apunte vario, de esos que no requieren un bando, luego de tanta política que obligadamente lo tiene.
ResponderBorrarUn saludo.