Los Quechucha vivían muy felices
en su tan amada Quechulandia,
la gris ciudad de las bellas palmeras
en la que todos gustaban y gastaban
en lujos, vanidades y brillos
de Navidad, blanca Navidad.
Mirando al norte de Quechulandia
se observan dos cerros y unas lomas
y en lo alto de de una de ellas
en plena calle Melancolía
vivía el Grinch, sí el famoso Grinch,
el duende que odiaba la Navidad.
Muchas personas en Quechulandia
preguntaban con singular frecuencia
¿por qué el Grinch la odia tanto
si es la Navidad tan linda y tan blanca?
Si son los villancicos tan hermosos,
¿por qué el Grinch tampoco los soporta?
Y aunque nadie sabe a ciencia cierta,
algunos dicen creer que su cabeza
le funciona un poco mal,
otros creen que es culpa de sus zapatos
y hay quien dice que su corazón es
dos tallas más pequeñas de lo normal.
No preguntes mucho del porqué
el Grinch odia tanto la Navidad,
lo cierto es que la historia continúa
en que la noche del 24
mientras los Quechucha se alegraban
el Grinch los miraba enfurecido.
“Están encendiendo las caras luces
del árbol de Navidad del Mall
y de los árboles de sus casas,
que adornan con estrellas de colores,
casitas, ovejas y reyes magos”
-gruñía el Grinch en lo alto de la loma.
“Ahora envuelven regalos.
Adornan el nacimiento.
Adoban el pavo.
Y les niegan permisos
a empleadas del hogar”.
-terminó diciendo el Grinch.
Fue entonces que empezó a cavilar
el noble Grinch su plan justiciero
para evitar que la blanca Navidad
llegue a joder a la gris Quechulandia
y a llenarla con sus molestos ruidos
y sus risas y abrazos de oropel.
Para el plan fue necesario
actuar pronto y preciso,
para que al despertar,
los niños y las niñas
no encuentren regalos,
ni dulces, ni juguetes.
De hacerlo el Grinch tendría seguro
un amanecer sin el molesto ruido
de todos los juguetes todos,
y de todos los niños todos,
y sin las cajas vacías en las calles
vacías como el alma de Quechulandia.
Entonces el Grinch tuvo
la idea que tanto quiso,
la que debió tener antes
y que lo hubiera librado
de años de bullicio
y otros más de mentiras.
"Ya sé qué hacer!"-dijo
el Grinch emocionado.
Y cosió dos alfombras calurosas
de rojo y blanco para él mismo usarlas
con cinturón negro y parecerse
al obeso y prostático Noel.
Haciéndole falta un reno/
llamó pronto al buen Sammy/
que plácido dormía/
sin saber que nariz roja/
y Rodolfo por nombre/
tendría esa noche./
Sacó Grinch su vieja bicicleta/
para hacerla pasar por trineo,/
la amarró al buen Sammy y la cargó/
con sacos grandes y resistentes
para llevar a cabo el dulce plan
de evitar que llegue la Navidad.
Al llegar a la gris Quechulandia
el Grinch advirtió que el pueblo todo
dormía profundamente en sus casas.
Fue así que aprovechó sagazmente
para entrar sigiloso en sus hogares
y llevárseles la Navidad.
No pregunten cómo fue que hizo/
el gran Grinch en Reflequechulandia/
la aldea de pasando el ancho río/
donde las casas tienen altos muros/
y fieros guardianes malpagados/
resguardando el sueño de sus jefes./
Lo cierto es que el justificiero Grinch/
ingresó una por una a las viviendas/
y uno por uno él fue tomando/
los regalos, los pavos, los árboles,/
nacimientos, luces y rellenos,/
pan de pascua, whisky y los Noeles./
Una niña insomne logró verlo,
pero al Grinch pronto lo confundió
con un ladrón de esos que sus padres
le han insistido que debe odiar tanto
como amar debe al gordo prostático
y al bigotón de guayabera blanca.
Una vez hubo logrado lo que quiso
emprendió el Grinch la dura vuelta a casa
cargado de mercancía tan variada
que alcanzaría para alimentar
a cuarenta veces más el número
que en el mundo había de Quechuchas.
A la mañana del 25
el Grinch se levantó aún exhausto,
pero satisfecho de haber librado
a Quechulandia de la Navidad.
Esperaba ver a la distancia
muchos rostros tristes y en silencio.
Grande fue su sorpresa
que cuando iba a lanzar
los regalos al abismo
un sonido escuchó
eran risas por doquier:
¡llegó la Navidad!
Con gran sorpresa observaba el Grinch
para saber qué había ocurrido
y descubrió que en la gris Quechulandia
dos decisiones habían tomado,
decisiones rápidas y efectivas
para poder enfrentar el mal rato.
La decisión primera había sido
amurallar toda Quechulandia,
pedir visa a todos los foráneos,
contratar muchos más policías
y más guardias de esos malpagados
para combatir la delincuencia
que había robado los juguetes
y los regalos y también los pavos
y los árboles y los Noeles
y el whisky importado.
Sospechosos eran los mismos guardias
y las empleadas del hogar sin permiso.
La decisión segunda fue incluso
más dañina que la primera de ellas:
corrieron a comprar otros juguetes,
otros árboles y whiskys mejores
para secar lágrimas y tristezas
de los Quechuchas de Quechulandia.
Los pagos fueron en diferido
para eso las tarjetas de crédito
con prontitud fueron emitidas,
así entonces los Quechuchas podrían
comprar y recomprar sus vanidades
y sus vacías sonrisas de oropel.
Entonces el Grinch reflexionó
sobre lo equivocado de su plan:
la Navidad habita en los corazones
hinchados de deseos banales
que hinchados palpitan presurosos
en los hinchados pechos de los Quechuchas.
De esta forma el Grinch se convenció
que no sería posible erradicar
la Navidad porque ésta se escribe
con las mismas letras que vanidad,
y también porque los y las Quechuchas
por algo es que se llaman así.
Les devolvió de inmediato el Grinch
lo que en la noche había tomado,
pero ni cuenta se dieron los Quechuchas.
Al final, el Grinch con mucha pena
preparó en Melancolía un asado
que pinchó y compartió con el buen Sammy.
Feliz día, Sammy –le dijo al can.
Para nosotros todos los días son Navidad.
JAJAJAJAJAJA, ME HE CAGADO DE LA RISA, JAJAJAJAJA, QUÉ BUEN FINAL Y QUE BUENA LA HISTORIA ES EL VERDAERO GRINCH ECUATORIANO
ResponderBorrarVendedor se puso sociológico con ese cuento. Voy a leerlo varias veces para decodificar cosas
ResponderBorrarCZ
el final es el buen resumen triste pero realista de la navidad prostituida
ResponderBorrartriste realidad, de la prosti navidad
ResponderBorrarEntendí bien lo del vecino bigotón de camisa blanca? Quiso decir de guayabera blanca verdad. Pobre navidad y bien Vendedor que ha logrado un cuento mucho mas realista. De todas maneras le deseo felz navidad.
ResponderBorrarNAVIDAD Y VANIDAD, MUY BUENO.
ResponderBorrarTAMBIÉN CREO QUE ESTA VERSIÓN ES UN LLAMADO DE ATENCION, ES UNA ALERTA, ES UNA CRITICA A LA SOCIEDAD, LA VERSIÓN ORIGINAL PRETENDE SER INSPIRADORA. NUESTRA SOCIEDAD REQUIERE MÁS DE CRÍTICAS QUE DE INSPIRACIONES BONITAS PERO UTÓPICAS.