pero los alumnos no eran tales. es decir, no venían de la raíz latina a = sin, lumen = luz, es decir, sin luz. no. ellos se erigieron en discentes, o sea discípulos. y los discípulos no aprenden solo en las clases, sino siempre: son capaces de descubrir al maestro y de discernir las enseñanzas allende las siempre estrechas tapias del claustro.
la prohibición y los requerimientos de última data cayeron –como diría el maestro benedetti- “pesados como juicios”: el presupuesto de ingresos se desplomó en 40% y los gastos estaban casi todos realizados o comprometidos. por su parte el entusiasmo, ese capital incalculable, tembló. tembló de rabia. en mi calidad de consultor empresarial, he visto más de un gran empresario o connotado profesional huir, cerrar las puertas, maldecir, salvar su parte, en suma, caer derrotado frente a situaciones tal vez menos graves. mis discentes no son así. ellos, como “el rayo que en junín rompe y ahuyenta la hispana muchedumbre que más feroz que nunca amenazaba a sangre y fuego eterna servidumbre” espantaron a sus propios miedos y se reunieron a analizar la nueva situación, 40 horas antes de un evento que llevaban 40 días planeando. entonces el discente fui yo: reprimieron sus reproches, ahogaron prontamente los pesares, recobraron el entusiasmo y la creatividad y, de pronto, estaban construyendo otro evento sobre los escombros del anterior. hacía tiempo, mucho tiempo, que no veía un cuadro tan inspirador en clases. tienen 18 años de edad.

el evento fue un éxito. duplicaron el objetivo de asistentes, duplicaron también el ardoroso trabajo organizativo y ejecutorial, presentaron 5 bandas de m
úsica,brindaron una parrillada exuberante a todos los asistentes, compartieron unas pocas cervezas, redujeron
a cero el número de incidentes reprochables (ejemplo para otros eventos del mismo centro), recogieron cumplidamente la basura (ejemplo también), donaron comida todavía sin preparar y donaron también juguetes inflables que habían servido de decoración. pero sobre todo aprendieron y enseñaron mucho.
por ello ahora, desde la calma del equinoccio de verano, creo que todo lo sucedido el pasado jueves les permitió a mis discentes validar a nietzche cuando decía que “lo que no mata, fortalece”: los diques del jueves fueron superados por un río caudaloso, inteligente, resuelto. lo sucedido el pasado jueves les permitió también aprender que las trabas vienen siempre desde arriba –no importa con qué intención- y es desde abajo que se construyen los triunfos. lenin afirmó que “la comodidad y la opulencia cierran puertas que luego el hambre derriba”. no será solo al hambre de pan que se habrá querido referir el patriarca.
mis discentes aprendieron qué es un plan de contingencias, cómo se administra una crisis, qué es trabajo en equipo y el significado práctico de redimensionar un presupuesto. también sobre la humildad, esa gran maestra, y sobre el valor, ese gran estratega. no hay clase capaz de enseñarles todo eso, de hecho ahora mismo no se los enseñó nadie: lo descubrieron ellos. y, finalmente, aprendieron y enseñaron el maravilloso concepto de la resiliencia, que es una mágica fusión de entereza, serenidad y claridad para salir de los túneles más inhóspitos.
enhorabuena, entonces, por los diques del jueves y por las decisiones y personas que por acción u omisión obstaculizaron el evento. todo ello nos obligó a crecer. y ese crecimiento despertó en mí la admiración y gratitud hacia mis discentes de marketing II de 2008. para ellos mi mejor saludo porque se levantaron y triunfaron a pesar de todo y de todos. ellos validan mis sueños.
por ello ahora, desde la calma del equinoccio de verano, creo que todo lo sucedido el pasado jueves les permitió a mis discentes validar a nietzche cuando decía que “lo que no mata, fortalece”: los diques del jueves fueron superados por un río caudaloso, inteligente, resuelto. lo sucedido el pasado jueves les permitió también aprender que las trabas vienen siempre desde arriba –no importa con qué intención- y es desde abajo que se construyen los triunfos. lenin afirmó que “la comodidad y la opulencia cierran puertas que luego el hambre derriba”. no será solo al hambre de pan que se habrá querido referir el patriarca.
mis discentes aprendieron qué es un plan de contingencias, cómo se administra una crisis, qué es trabajo en equipo y el significado práctico de redimensionar un presupuesto. también sobre la humildad, esa gran maestra, y sobre el valor, ese gran estratega. no hay clase capaz de enseñarles todo eso, de hecho ahora mismo no se los enseñó nadie: lo descubrieron ellos. y, finalmente, aprendieron y enseñaron el maravilloso concepto de la resiliencia, que es una mágica fusión de entereza, serenidad y claridad para salir de los túneles más inhóspitos.
enhorabuena, entonces, por los diques del jueves y por las decisiones y personas que por acción u omisión obstaculizaron el evento. todo ello nos obligó a crecer. y ese crecimiento despertó en mí la admiración y gratitud hacia mis discentes de marketing II de 2008. para ellos mi mejor saludo porque se levantaron y triunfaron a pesar de todo y de todos. ellos validan mis sueños.